Este fragmento de rosas, a alguien va dedicado,
nadie sabrá quien es. O quizás si, y estaré equivocado.
Causará malos augurios, con seguridad a mi persona, pero
espero que mi maldad, sea bondad, aqui, escrita en prosa.
Ahora empieza la historia. que puede ser muy real,
que esté pasando ahora mismo, es posible, quién sabe, quizás...
¿pero es un juego macabro, o una buena moraleja?
Escuchad mientras leéis, no esta muerta.. solo un poco vieja.
Y aunque lo anterior sea rima, absolutamente mal hecha,
significa que la memoria del todo no está maltrecha.
Bien, todo empezó hace poco. Andaba curioseando, en viejos libros de estantería,
cuando ví algo brillante, entre ellos, que salía.
Una rosa muy bella, de color rojo infinita, con un tallo muy verde, muy verde, y cargado de espinas.
Quedé prendado de ella, que belleza, que valía.
Pero curiosamente en mis manos, la rosa envejecía.
Su tallo se hacía negro, sus pétalos caían,
y así que pensé una cosa, guardarla, conservarla, que así un bien hacia.
De cristal cubrí sus ojos, guardados en caja tenían,
puse agua, no demasiada, para que alimentara su vida.
En una caja sin aire, para quedar protegida,
y que nada la dañase, para contemplarla viva.
Encontré en dos baúles, dos muñecas descosidas.
La una de un caballero andante, lo otra, de una princesa bellísima.
La del caballero destrozada, por los tiempos que tenía,
La de la princesa sólo un descosido había.
Al lado de la caja, de la rosa tenida, dejé cada muñeca, a su diestra y siniestra unidas,
como guardianes protectores de la caja de valía.
Y las conservé por años, hasta que un buen día...
Mis nietos jugaron con ellas, pobres, y allí morirían.
El muñeco andante roto, quemado por varias partes,
la princesa por la mitad quebrada, sin hilos ni hebras de antes.
Y la caja de la rosa, rota y con ésta fuera, muriendo la rosa con el tiempo,
la rosa que un día fué bella.
Custodio, amigo del tiempo, espero que comprendas mi hostoria.
Lo mejor y lo peor se conserva, aún habiendo guerras y glorias.
Pero si hay algo cuidado, y ese algo no se riega,
se pudre, y se envenena, hasta que alguien lo siega.
A tí rosa espinada, cuidarte es necesario,
si aire entra en la caja, te mueres
si no hay agua, marchitas,
si no hay luz envenenas,
si no hay cuidados, axhalas, tu último aliento levitas.
A ti caballero andante, dolor te ha hecho la vida,
eres la viva prueba, del paso del tiempo en dolor,
pero por proteger a tu amor,
envenenarías tu alma.
Eres sin duda el custodio, mejor custodio de la caja,
A ti princesilla de cuento, te atan cabellos dorados,
mis nietos los han esparcido, ya quedarán olvidados.
No te preocupes tanto, eres de la realeza,
te sustituirán muy pronto, sin prisas, pero sin pereza.
Hablar que hablar que se habla,
sentir que siente vivo,
de historias que llenan el alma,
hasta aquí hoy quedase escrito.
Espero que hayáis comprendido,
o no entendáis nada de nada,
mejor sea así lo segundo,
pues si lo primero fecundo,
mi vida quizás, no, quizás no, será defraudada.
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