lunes, 25 de abril de 2011

Veritas Odium Parit.

Buenas noches. Mi nombre es Desconocido. No importa nada mi nombre, al fin y al cabo, alguien me lo puso una vez, hará unos años. ¿Y qué dice un nombre? Absolutamente nada, no dice nada de nada. Sólo son un conjunto de letras, consonantes y vocales, que pretenden que cuando yo lo oiga, responda y otros sepan que estoy aquí.

Supongo que os preguntaréis porque escribo esta carta. E incluso yo mismo, me pregunto las razones... pero no encuentro respuesta. Adoro escribir.

Lo adoro.  Quizás es mi único vehículo de escape. De escape o de huida. De huída de mi mismo. ¿Por qué? Porque dicen que lo tengo todo, y yo no me lo creo. Sé que me falta algo, y, por mucho que lo busco, parece que no me llega. ¿Qué debe ser, que últimamente, parezco que estoy viviendo sólo por vivir?. Extraño. Cada vez más.

Le doy vueltas a lo que soy, a lo que he sido, y en lo que me estoy convirtiendo. Sólo quiero estar solo. Cada día mas solo. Sin nadie. Todo me produce molestia. Todo es malestar. Solo. Y el ser humano no puede vivir solo. No lo comprendo. Nada es comprensible.

La verdad engendra odio. ¿Y que es la verdad? Es la verdad o la mentira. La cara o la cruz. O vivir las vidas de otros, con los que hablo, a los que quiero, a los que admiro, a los que odio. Nada es ser. Cada día es peor.

Pienso, que quizás me estoy volviendo loco. O no, quizás es mi momento más lúcido, pero, me apago por dentro y por fuera. Y ya no sé que decir, ya no sé que pensar.

Muero. ¿Dónde estás? No hay respuesta. La verdad engendra odio.

Y la verdad, es...

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