Oda al envejecido campo, lugar de los recuerdos,
del pasado, del olvido, de lo que fuimos, de lo que seremos...
Oda a la grandeza de la nada. Nada que explicar, nada que decir, solo...
observar, entender, sentir... de las horas muertas viéndolas pasar.
Ante vos camino erguido, aventurando nuevas metas,
y en el oscuro camino, la niebla ciega las manzanas de los arboles madurar,
y el destino, oh amargo destino, de las horas muertas viéndolas pasar.
El campo se halla triste. La oscuridad me envuelve, y me siento...vacio.
Soy una alma errante. Todo lo sé, más nada hay que temer.
Mi mirada en un arbol se posa, con oscuros ojos negros, de las horas muertas viéndolas pasar.
No hay lugar en el mundo, que me recuerde a este paraje. Pero, es donde mejor estoy. Donde mejor me siento.
Quizás será que por fin me he dado cuenta de lo afortunado que soy. Quizás, si o solo quizás, ya no necesito volver..
Ya no es necesario volver el espíritu al pasado... de las horas muertas viéndolas pasar.
Bien... Sólo soy un elegido más. Yo soy aquel que vuela en tus sueños...
Y este es, el lugar, al que siempre podré regresar.
Y admirar lo que fuimos... de las horas muertas viéndolas pasar.
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